El aquelarre de los bancos. Reseña de (2004) Hitler ganó la guerra, de Walter Graziano (1)

U
|
N viejo refrán niega la existencia de las brujas, para luego
inmediatamente ratificarla. El libro que describiremos a continuación deja a
una fase anterior la tradicional afirmación para detallar eslabones de una de
las teorías conspirativas más recurrentes de la Modernidad pero también más
presentes en sitios web. Para quién no contempla casualidades, los hechos que
conducen el sentido del mundo no admitirían casualidad: serían la atemorizadora
paradoja de una linealidad de decisiones exitosas de los poderosos en un mundo
que, caótico y amoral, es funcional a la guía de una élite ambiciosa.
En “1. Nash: la punta del ovillo”, el autor recuerda como desde
una experiencia personal (la proyección del film Una mente brillante, concretamente) descubre las ideas de John Nash,
omitidas de la discusión pública y negadas en la formación académica. La
aparición de los estudios de Nash durante la década del ´50 habrían constituido
un avance sobre la teoría de los juegos desarrollada por Oskar Morgerstern y John
Von Neuman, destacándose en especial medida su teoría sobre los juegos
cooperativos que atacaría la idea de una sociedad egoísta irradiadora de
riqueza y le valdría la obtención del Premio Nobel de Economía en 1994. Sin
embargo, durante las décadas del ´50 y´60 comenzó a difundirse desde la
Universidad de Chicago una serie de ideas económicas visibilizadas y prestigiadas
por los comunicadores mediáticos. Impulsada por teóricos y grandes empresarios,
la Escuela Monetarista señalaba tener una respuesta universal para los problemas
económicos, fundada básicamente en mantener una relación entre la cantidad de
dinero y el PBI.
![]() |
¿por qué prevalecieron los enfoques teóricos de Friedman
sobre los de Nash?
|
El entramado del funcionamiento estas élites se habría terminado
por visibilizar en la actual problemática energética (“2. El problema del
petróleo”). La asociación de la familia Bush a los intereses petroleros sería
una constante de la historia estadounidense, siendo su caso más emblemático el poder
alcanzado por David Rockefeller a través de la Standard Oil, que supo alcanzar
el 95% de la exploración, explotación distribución y venta minorista en Estados
Unidos. El ascenso de una oligarquía local, con prácticas de monopolización en
actividades estratégicas, siendo la banca Rothschild la prestamista original.
El recelo a este control de la economía sería expuesto en al consideración de
este grupo como “Robber barons”. Tal sería el poder económico alcanzado por la Standard
Oil que, una vez sancionada la antitrust
“Ley Sherman” en 1890, sería aplicada a la situación petrolera 21 años después,
sin impedir que los pioneros mantengan relación con las empresas resultantes de
la desmonopolización a través de la posesión de activos. La agudización del
problema del petróleo en la elite angloestadounidense estaría dado en un
próximo alcance del límite mundial de producción, situación que expone el desafío
de mantener un flujo constante ante la finalización de yacimientos y el
imperativo de encontrar nuevas reservas, siendo característica de la industria
petrolera la falta de previsión de los ciclos de producción, que impiden su regulación.
Las proyecciones negativas sobre la escasez de energía había impulsado las
campañas culturales para formar una imagen negativa de musulmanes y del
gobierno de Chávez, todos ellos situados en territorios de abundantes reservas mundiales.
Occidente habría comprobado durante al década del 70 los perjuicios
de una sobrevaloración del crudo por los países productores. Esta posibilidad
de acceso por las multinacionales energéticas a través de la creación y manipulación
de los conflictos no tendría por objetivo facilitar la inserción de la
producción en el mercado. Por el contrario, los distintos episodios de crisis
(efecto “Tequila”, “Vodka”) durante la década del noventa en los países
emergentes podrían ser contemplados como medidas destinadas a limitar la demanda
energética nacional.
En “3. 11 de septiembre y el mito de las guerras justificadas”
se aborda el ataque de las torres gemelas, hasta entonces el último gran
episodio internacional bajo cuyos efectos se había redimensionado la política
exterior norteamericana y las doctrinas de seguridad internacional. Es el
momento en que se da activación a una inédita legislación de control policial. Acostumbrada
al trato con inversores de Oriente Medio, la familia Bush había realizado
acuerdos con dos miembros del clan bin Laden su abuelo Mohamed, y su padre
Salem), falleciendo ambos durante un viaje de negocios en Estados Unidos al
estrellarse sus aviones, episodios con apenas veinte años de diferencia
(1968-1988). La familia Bush, que ha pretendido imitar las estrategias de
ascenso social de la familia Rockefeller, contaba entonces con la adversidad de
ver vaciados los pozos petrolíferos de Texas, motivo por el cual habrían creado
empresas destinadas a atraer inversiones, obtener beneficios de la quiebra, y
luego crear o fusionar algunos activos para repetir el negocio. La caída del Bank Du Crédit et Commerce International,
asociado al lavado de dinero del narcotráfico y prestamista de grupos
terroristas, con el cuñado de Osama bin
Laden (Khaled bin Moufaz) como
referencia principal, marcará el declive de la carrera política de George
Herbert Bush. Osama bin Laden, destacado activista contra la participación
soviética en Afganistán durante la década del ’80, será presuntamente apartado
de la familia bin Laden para ser utilizado como chivo expiatorio de los turbios
negocios familiares. Plantear la culpabilidad de bin Laden implicaría, en
consecuencia, una afirmación a priori
que negaría la capacidad destructiva de las posibilidades del capitalismo.
(Continuará...)
Comentarios
Publicar un comentario