Pensando Bourdieu. Reseña de (1987) Cosas dichas, de Pierre Bourdieu (1)
Bourdieu,
Pierre. (1987) Cosas dichas (tit.
orig.: Les Éditions de Minuit),
Gedisa, Buenos Aires, 2000, traducción de Marta Mizraji, Barcelona.
C
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on frecuencia, los autores, tras apenas producirse
su deceso, dan apertura a la “sucesión” por su legado, dando lugar a
interpretaciones sesgadas cuando no contrarias a una trayectoria de producción.
Cosas dichas, obra publicada en 1987,
reúne un conjunto de artículos y entrevistas a Pierre Bourdieu, sociólogo
francés post-estructuralista empeñado en una revisión crítica constante a las
ciencias sociales y fundador de los conceptos de campus y habitus.
1.
Influencias intelectuales sobre la obra de Bourdieu
Una de las pretensiones centrales de los textos
reunidos es arrojar luz sobre el sentido de la obra propia. En "Fieldwork
in philosophy", el pensador francés menciona las ideas que predominaban
durante el transcurso de sus estudios universitarios (década del ' 50) eran la
fenomenología existencialista, especialmente a través de Sartre, Merleau-Ponty
y Husserl, y variantes marxistas como Tran-Duc-Tao. Para entonces,
desinteresado de la filosofía contemporánea, había realizado lecturas sobre
Marx, apasionándose por los escritos de juventud, con un interés especial por
la “noción de autonomía relativa”. No obstante, rechazara por exasperante la
presión estaliniana de la época, siendo limitante de las libertades
estudiantiles al interior del campus.
Bourdieu es nuevamente interrogado sobre las
influencias recibidas en “Puntos de referencia”, donde sostiene que “la
sociología de la sociología es una de las condiciones primeras de la
sociología” y resuelve las confrontaciones entre weberianos y marxistas,
considerando que ambos desarrollos intelectuales, bajo su especificidad,
resultan enfoques complementarios no antagónicos.
Sin embargo, si Marx y Durkheim habrían fundado la
tradición objetivista de estudios sociológicos, Bourdieu reconoce como
fundamental la ruptura subjetivista de Schutz: la realidad social tendría un
sentido y una estructura de pertenencia específica para los seres humanos que
viven, actúan y piensan en ella; el conocimiento se obtendría entonces por una
ruptura de las representaciones primeras que conduce a las causas
inconscientes. Por ello, desde su afirmado “estructuralismo constructivista”, señala
no hacer empleo del concepto de praxis
ni marxismo “elegante”: simplemente define su objeto de estudio en la práctica
desde sus trabajos en el Centro de Sociología Europea, donde realiza trabajos
sociológicos y etnológicos sobre los trabajadores argelinos y los estudiantes
franceses. Su metodología de análisis incluye conductas económicas,
demográficas y políticas, buscando la comprensión de las estructuras, las
taxonomías y la clasificación de los agentes sociales.
De este modo, Bourdieu reconoce para sí haber
permanecido en el estudio del espacio social en el que se sitúan la personas, y
como esa misma pertenencia permite “comprender la lógica de sus prácticas y
determinar, entre otras cosas, como clasificarán y se clasificarán, y, llegado
el caso, como se pensarán como miembros de una
‘clase’” (p. 58), acaso una respuesta teórica a los negadores de la
existencia de clases sociales.
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