La estructura en la sociedad. Reseña de GODELIER, MAURICE. (1972) Funcionalismo, estructuralismo y marxismo


GODELIER, MAURICE. (1972) Funcionalismo, estructuralismo y marxismo (tit. orig.: Fonctionalisme, structuralisme et marxisme), Cuadernos Anagrama, Barcelona, 1972, traducción de Joaquín Jordá, ISBN 84-339-0702-6.

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e acuerdo a lo expuesto por el autor en la introducción “El horizonte del problema y los caminos recorridos”, el texto resume los principios de Racionalidad e irracionalidad en la economía (texto de 1966, sobre la base de una investigación realizad en 1958), bajo la pretensión de abrir un campo de investigación que comprometiera a la inspección de los conocimientos acumulados por las ciencias y por las diferentes prácticas teóricas. En este propósito, el autor inicia su hipótesis sosteniendo las limitaciones del marco de análisis de la economía contemporánea, asimilada a producto de las condiciones de un contexto que se hallaría desprovisto de explicaciones convincentes sobre  las relaciones religiosas o de parentesco al interior de las sociedades.
Maurice Godelier egresó de la Escuela Normal Superior de Saint-Cloud con el título de profesor de filosofía y licenciado en psicología y nueva filología.  Se desempeño  como asistente de Claude Lévi-Strauss, entonces profesor de antropología en el Collège de France. En 1975 fue nombrado director de la unidad de investigación de la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS) en París. De 1982 a 1986 Godelier fue director del departamento de Ciencias Humanas y Sociales del Centre national de la recherche scientifique (CNRS).En los años 60 Godelier trabajó combinando los métodos del estructuralismo con los del materialismo histórico. En su labor científica cuestiona las separación entre infraestructura económica y superestructuras políticas e ideológicas, propuesta por el marxismo clásico y afirmó que en las sociedades primitivas las relaciones de parentesco funcionan como relaciones de producción, relaciones políticas y esquema ideológico. Es considerado como uno de los fundadores de la antropología económica francesa, con investigaciones que se orientan hacia el estudio de la estructura de las sociedades "precapitalistas".
El ensayo surge como una de las conclusiones de Godelier bajo la guía teórica de Levi-Strauss en su interés especial por la antropología económica luego de su experiencia con los baruya, tribu del interior de Nueva Guinea y sin  control eficaz australiano hasta 1960. Desde 1967 a 1969, el autor analiza las variaciones de esta tribu de  horticultores de roza, que hacia 1950 habría dejado los instrumentos de piedra y bambú para sustituirlos por hachas y machetes de acero obtenidos del comercio intertribal, siendo una sustitución de factores de producción  voluntaria. Experiencia fundamental, a partir de ella da inicio a un cuestionamiento de la “racionalidad económica”, considerando necesaria una revolución teórica en las ciencias humanas.
La crítica metodológica al análisis de las estructuras sociales
La obra contenida en el cuaderno (“Acerca de algunos ´efectos críticos´ del cuestionamiento de los sistemas económicos y sociales”) anuncia desde su comienzo una revisión crítica de la dialéctica de Hegel, del empirismo y del estructuralismo.
El análisis de las estructuras, su incompatibilidad y los límites a las transformaciones posibles le conduce a las “reflexión sobre  la dialéctica de Hegel”. Negando la cientificidad al postulado de identidad de los contrarios, afirma el principio de unidad  de los contrarios, al destacar la comprensión que otorga su complementariedad y su conflicto necesario.  Desprovisto de crítica, la dialéctica hegeliana sería  una “máquina-de-demostrarlo-todo” ajena a la ciencia, llevándole a desestimarlas fórmulas de Lenin, Mao Tse Tung, Lucien Seve y Louis Althusser.
La segunda observación crítica se dirige al empirismo abstracto en la contradicción de que, si se afirma que el hombre es el punto de partido de la actividad científica, bien pronto el peso de la teoría los absorbe y determina (ejemplo del modelo walrasiano de la economía pura), siendo apenas “una de las tantas encarnaciones de un  fetiche teórico, el homo economicus”. De aquí que la polémica entre formalistas y sustantivistas sólo cobre valor estando de acuerdo en definiciones esenciales de la economía política no-marxista.
En otro extremo, el empirismo funcionalista partiendo de sus relaciones, considera los roles y los estatutos que los individuos ocupan en un sistema social que tiende hacia un estado de equilibrio. En este enfoque, el conocimiento de la historia no tendría ninguna importancia para conocer las estructuras sociales, siendo reducida a una mera sucesión  de acontecimientos accidentales.
Los aportes de Marx y Levi Strauss al estudio de las relaciones sociales
Godelier encuentra importantes bases de análisis en los desarrollos de Marx y Levi Strauss, a quienes destaca haber definido a las relaciones sociales como objeto de estudio.  De hecho, es el propio Levi-Strauss quién afirma su intención de “contribuir a esta teoría de las superestructuras apenas esbozada por Marx” (La Pensée sauvage). Es así que si Levi-Strauss analiza los mecanismos de construcción de las representaciones míticas de lo real, Marx pide a la ciencia de que no se limite a descubrir los mecanismos del pensamiento mítico sino a los mecanismos que, fuera del pensamiento, imponen a éste las representaciones ilusorias que se formulan de lo real, tanto su contenido como su necesidad histórica.
Marx habría evitado hacer de las relaciones sociales su ciencia, advirtiendo que la explicación a las mismas debe darse a través del fundamento y razones de ser de las funciones, forma y condiciones de existencia. Extrae observaciones del Grundrisse y de El Capital,  en las cuales las mercancías no serían “objetos evidentes y triviales”, sino resultantes de una realidad compleja y oscura así como de una fetichización de las relaciones sociales (tale l caso de la invisibilización de la relación entre capital trabajo a través del salario. El papel de Marx, en tanto cientista social, es exhortar a la desmitificación,  no en descubrir los “mecanismos de pensamiento mítico, sino a los mecanismos que, fuera del pensamiento, imponen a  este las representaciones ilusorias que se formulan de lo real, siendo cuestionado el alcance de análisis estructural de los mitos y de cualquier ideología”. Por ello, el autor asume que “el marxismo es fundamentalmente una teoría de la sociedad que indaga sobre la articulación y causalidad de los niveles internos de la sociedad”.
Tras su experiencia de campo con los baruya, Godelier halló
debilidades en las hipótesis sobre las teorías de la
racionalidad económica. 
Retomando los trabajos de Levi-Strauss, cuestiona las interpretaciones idealista sy formalistas del estructuralismo que omitía la relevancia dada por el propio Levi-Strauss a las relaciones sociales, que podrían de manifiesto a la propia estructura social (punto de cuestionamiento sobre la “visibilidad de las relaciones sociales” de Radcliffe Brown). Del mismo modo, la crítica hacia el formalismo, que mantiene intacta la representación empirista de lo real como flujo multiforme y no estructurado, señala los límites y el fracaso del funcionalismo dados los axiomas de un empirismo reductor y abstracto. Es a través de los estudios de parentesco (Structures élementaires de la parenté) que se retoma la construcción de los sistema (de parentesco) a través de la prohibición (del incesto, siendo estructuras elementales que jamás pueden tener condición de aislables, independientes entre sí inalterables. De este modo, Levi Strauss pondría en evidencia un dato fundamental de la realidad social y mental, que aparece como “hecho-principio” meta-histórica.
No obstante, la completitud de los estudios de Levi-Strauss al dar minuciosidad a los elementos de la realidad ecológica, económica y social, Godelier señala la falta de una teoría de los fundamentos de la fetichización de las relaciones sociales y de la necesidad de esta fetichización. 
El problema de la “racionalidad de los sistemas económicos” resulta de las distintas teorías como las formas y objetivos de los grupos sociales que representan los diferentes sistemas económicos y sociales enfrentados en el marco de la historia.

La apuesta de Godelier por encauzar una metodología de estudio de las ciencias humanas se destaca por su complejidad y probable ambigüedad en sus resultados. Ello no obsta a reconocer la magnanimidad de una apuesta a una revolución teórica en las ciencias humanas, debiendo ser reconstruidas sobre los fundamentos de un marxismo radicalmente depurado de todo materialismo vulgar y de todo dogmatismo, sometiendo a crítica a aproximaciones y métodos dominantes. 


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